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El criollo

CODIGO ROJO

No soportó más sus achaques y les puso fin

CENTLA TABASCO

Alejandro había encontrado su paz final, pero el precio era la devastación en el corazón de aquellos que lo amaban.

 El silencio pesaba en el viejo hogar de Alejandro, un hombre de 79 años que había luchado una batalla constante contra la enfermedad. Su cuerpo desgastado y sus múltiples dolencias le habían arrebatado la libertad de moverse y disfrutar de la vida. Ayer, en un acto desesperado, decidió poner fin a su sufrimiento.

Fue su hermana, Lidia Hernández, quien descubrió la trágica escena al visitarlo en la tarde en el ejido Rovirosa. El corazón se le encogió al encontrar a su ser querido sentado en una silla, su frágil cuerpo sosteniendo la andadera que usó para utilizar.

Alejandro había encontrado su paz final, pero el precio era la devastación en el corazón de aquellos que lo amaban.

Lidia, entre lágrimas y palabras entrecortadas, compartió con las autoridades presentes las condiciones que llevaron a su hermano a tomar una decisión tan drástica. Deficiencia renal, heridas en los pies y otras dolencias habían marcado su existencia hasta el límite.

La carga se había vuelto insoportable, empujándolo a buscar una salida desesperada. El triste relato de las enfermedades que afligieron a Alejandro se convirtió en el eco de su vida.

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