En Gaviotas, Villahermosa
*De certero balazo en la sien, joven mujer es asesinada a sangre fría, presuntamente a manos de su ex pareja, un piloto aviador
*El horrendo crimen se registró en una privada de la populosa colonia, siendo el hijo de la víctima, quien la halló entre un charco de sangre
ÁNGELCASTRO/JOSUÉ PÉREZ
GRUPO CANTÓN
El muchacho trataba de hablar, pero la barbilla le temblaba. No era fácil estar frente al oficial y señalar a su progenitor, el que le había dado la vida, como el único culpable de lo que acababa de ocurrir.
A sus catorce años había pensado que lo peor que le había pasado en su corta existencia era precisamente la separación de María y Jesús, sus padres.
No tuvo más remedio que elegir vivir con uno de ellos. Por supuesto, no tuvo que irse de la privada Grijalva porque escogió finalmente estar al lado de su madre.
Su padre se cambió a la colonia Pomoca, en un fraccionamiento llamado Residencial Terrazas. Él no lo notó mucho. El oficio de su padre no le permitía pasar mucho tiempo en casa, con ellos. Era piloto de una aerolínea. Sus ausencias constantes abrieron las grietas en el hogar.
PLOMAZO
Por momentos cortaba el relato al agente de la Fiscalía y miraba largamente hacia el piso, como si hubiera en los mosaicos perfectamente pulidos alguna explicación a lo que estaba viviendo.
A las seis de la mañana lo despertaron las voces de María y Jesús, sus padres, que dialogaban en algún lugar de la casa. Primero creyó que estaba soñando, pero los gritos en vez de diluirse se hicieron más estridentes.
Supo que era la voz de sus padres. Se levantó para escuchar más de cerca, sin que lo vieran, la discusión. Oírlos pelear le aceleraba el corazón.
Desde que su padre se había ido, la paz en el número 12 de la calle Juan Jobito reinaba. Pero esos gritos habían regresado ese miércoles 27 de octubre.
Lo que había temido siempre, sucedió sin que pudiera hacer nada. Un disparo fuerte silenció las dos voces de los mayores, a lo que siguió un golpe fuerte contra el suelo.
Como pudo, dio la vuelta a la casa para poder entrar, sobre la calle alcanzó a ver el auto negro Jetta de su papá.
Al entrar al lugar donde sus padres habían estado discutiendo, encontró a su madre tirada en el suelo, en medio de un charco de sangre.
VAN OCHO FEMINICIDOS
El agente anota el nombre de la madre y la edad: 34 años. Agrega la ocupación: estilista. Mueve la cabeza, apenas en esta semana ocurrió otro feminicidio en Cunduacán, una mujer embarazada fue asesinada por su pareja a golpes.
Ahora le toca asentar los datos de esta segunda víctima. La causa de la muerte fue un proyectil de bala en la sien.
Un compañero le dice un número: «Ocho». Él levanta la mirada y pregunta con impaciencia: «¿Qué cosa?». El colega le repite de nuevo la cifra: «Ocho, dice, van ocho feminicidios en este año».
